Era la noche bella, radiante,
bajo la luz destilaba su figura
suave acompasar mi corazón vertía
al sentir en mi alma que tu ser sufría.
Y se llenaron de lágrimas mis ojos,
al contemplar el dolor en tu mirada,
dulce y celestial Señor de la sanidad
quien anhela de sus hijos la felicidad.
Descubrí la magia de tu ternura
en esos ojos tristes y dolientes,
fue quizás la noche o tu triste mirada
la que dejara mi alma atribulada.
Y me olvidé del dolor al contemplarte
y mi corazón entero a tí pudo amarte
fuiste padre celestial alivio a mi dolor
tornando mi vida de suave color.
¡ Canta jilguero ! Cnta a mi Señor
dale en tu canto dulce lontananza
que las flores emitan su fragancia
y envuelva su ser de amor y fragancia.
Y toqué con mis labios las llagas de su piel
y en silencio le dije ¡ Te soy fiel !
a todos los principios que nacen con su nombre
mi dulce Padre ¡ El Rey del hombre !
Dejaste mi corazón lleno de amor
abriste los caminos hacia otra vida,
fuiste manto de luz, caricia divina
y me envolvío la magia de tu ser.
¡ Santo Cristo de la Sanidad !
Dame fé y confianza en la humanidad
pon en mis manos un rayo de luna
y a mi vida dale un poco de amor.
¡ Y fuiste cual lucero alumbrando mi camino
porque tu luz de amor una noche a mí vino !
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